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El plástico, el enemigo silencioso

En nuestra sociedad es muy común utilizar platos desechables para todo. Cuando vamos a comer o
pedimos para llevar, cuando tomamos café en la oficina o centro de estudios u hospitales, cuando
vamos al supermercado, o cuando hacemos una reunión en casa. Los salvadoreños usualmente
prefieren no utilizar la vajilla que tienen en sus muebles de comedor para no lavar platos, sino que
eligen la practicidad.


El tipo de desechable utilizado comúnmente es el EPS (Poliestireno expandido), que es un material
blanco llamado coloquialmente en El Salvador como durapax. Este material lo podemos encontrar
incluso cuando compramos electrónicos, y sirve como protección para que no se golpeen los artículos, y
está hecho del material de poliestireno, un derivado del petróleo, que se expande con aire (el 75% es
aire).


Lo cierto es que tiene muchas ventajas, como que ayuda a la inocuidad de los alimentos, ayuda a que se
preserven mejor; su fabricación es más económica, gastan menos recursos (energía eléctrica,
materiales) y es más amigable con el medio ambiente, ya que en el proceso de elaboración se emana
menos dióxido de carbono.


Sin embargo, a pesar de las ventajas mencionadas, su reciclaje es difícil, muy costoso y poco rentable
por el escaso porcentaje de material que tienen sus utensilios, ya que la mayor parte es aire. Además,
cuando este material ya ha sido utilizado y tiene restos de comida y grasa requiere un lavado para poder
ser reciclado.


Es importante mencionar que las empresas fabricantes por lo general no se hacen responsables del
reciclaje de este material después de ser utilizado, dejan la responsabilidad al consumidor, pero el
consumidor no tiene medios o canales para reciclarlos y todo termina depositado en la misma bolsa. Por
eso, es muy importante separarlo para depositarlo. Los desechables, al ser tan utilizados en la sociedad
salvadoreña, utilizan mucho espacio en los rellenos sanitarios, algunos terminan en la calle, en
botaderos, en bordes de ríos y finalmente en el mar.

Por otra parte, también existe un riesgo para la salud, ya que partes del material podrían desprenderse
al entrar en contacto con los alimentos y podría ser ingerido. También puede ser ingerido por animales,
que después comemos. Algunos científicos han encontrado microplásticos en heces humanas.


¿Qué podemos hacer?
Si queremos comer en restaurante y pedir para llevar, tengamos nuestro propio recipiente, así como
hace muchos años se hacía. Utilizar recipientes o topers de vidrio o silicona, de cartón, o elementos amigables y
compostables es la mejor opción.


También podemos apoyar separando este tipo de material del resto de desechos y llevándolos a
campañas de reciclaje que promueven algunas empresas verdes. Y de ser posible no usarlos, o en dado
caso, adquirir desechables de materiales biodegradables a base de semilla de aguacate o cartón.

Entérate de iniciativas ecológicas que se realizan en algunas partes del mundo. Lee más en este artículo de Greenwaverehab.

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